Ayer fuimos testigos los españoles de dos entrevistas muy interesantes de dos personajes clave en el mundo de la política española y de la espiritualidad mundial. Estamos hablando, claro, de doña Esperanza Aguirre y del Papa Francisco. Como he visto, la polémica se ha adueñado de las dos entrevistas, así que voy a escribir dos artículos para despejar verdades y dar mi versión y opinión de algunos hechos. El primero es este, el segundo... no se si lo escribiré hoy, pero será más una carta de respuesta a Aguirre con mis planteamientos que otra cosa.
Centrémonos primero en el caso del Papa Francisco. Viendo la diferencia abismal que hay entre lo que de verdad dice el Santo Padre y lo que han dicho periódicos como El País no se que pensar, si hay una campaña (bastante pobre por cierto) de que los católicos nos pongamos en contra del Papa o si hay una campaña, muy extraña en este caso, de que El País esté acercando personas que odian a la iglesia al redil de nuevo, atrayéndolas con falsas promesas.
Los resúmenes de la larga entrevista papal fueron muy escasos para lo que fue la entrevista, en la que habló largo y tendido sobre los jesuitas, sus virtudes y defectos, así como los defectos del cristiano. La primera bomba periodística llegó con el "nunca he sido de derechas", cuando el Papa no se refirió nunca a cuestiones políticas en ese aspecto, si no a su capacidad de tomar decisiones en ese época de su vida:
"Ahora me dejo aconsejar por las personas pero en mi experiencia de superior en la Compañía, si soy sincero, no siempre me he comportado así, haciendo las necesarias consultas. Y eso no ha sido bueno. Mi gobierno como jesuita, al comienzo, adolecía de muchos defectos. Corrían tiempos difíciles para la Compañía: había desaparecido una generación entera de jesuitas. Eso hizo que yo fuera provincial aún muy joven. Tenía 36 años: una locura. Había que afrontar situaciones difíciles, y yo tomaba mis decisiones de manera brusca y personalista. Es verdad, pero debo añadir una cosa: cuando confío algo a una persona, me fío totalmente de esa persona. Debe cometer un error muy grande para que yo la reprenda. Pero, a pesar de esto, al final la gente se cansa del autoritarismo. Mi forma autoritaria y rápida de tomar decisiones me ha llevado a tener problemas serios y a ser acusado de ultraconservador. Tuve un momento de gran crisis interior estando en Córdoba. No habré sido ciertamente como la beata Imelda, pero jamás he sido de derechas. Fue mi forma autoritaria de tomar decisiones la que me creó problemas."
El Papa fue contrario a la dictadura de Videla y es contrario al liberalismo económico, pero, en contra de lo que quieren expresar ciertos medios, ha sido un firme luchador en Argentina contra el aborto y los matrimonios homosexuales, además de una persona siempre atenta con los pobres. Este "no soy de derechas" no es ni mucho menos una frase política como una pastoral, cuando se vio actuando de manera autoritaria en su puesto y comparándose con Videla, quien en ese momento ejercía una sangrienta represión en su país.
El Papa siempre está llamando al perdón y a la misericordia, viendo que es la mejor manera de que muchas personas que se han ido o no quieren ni ver a la Iglesia se acerquen, no atacando lo que hacen mal, si no tratándolas con ternura y explicándoles lo que es la Iglesia y el amor que desprende. Esto es, por supuesto, algo muy bueno para la institución. Por ello dice el Papa que “Veo con claridad que lo que la Iglesia necesita con mayor urgencia hoy es una capacidad de curar heridas y dar calor a los corazones de los fieles, cercanía, proximidad. Veo a la Iglesia como un hospital de campaña tras una batalla. ¡Qué inútil es preguntarle a un herido si tiene altos el colesterol o el azúcar! Hay que curarle las heridas. Ya hablaremos luego del resto." "En lugar de ser solamente una Iglesia que acoge y recibe, manteniendo sus puertas abiertas, busquemos más bien ser una Iglesia que encuentra caminos nuevos, capaz de salir de sí misma yendo hacia el que no la frecuenta, hacia el que se marchó de ella, hacia el indiferente."
Aquí hablaría el Papa de la segunda gran cuestión en la que los periódicos han tergiversado: “No podemos seguir insistiendo solo en cuestiones referentes al aborto, al matrimonio homosexual o al uso de anticonceptivos. Es imposible. Yo he hablado mucho de estas cuestiones y he recibido reproches por ello. Pero si se habla de estas cosas hay que hacerlo en un contexto. Por lo demás, ya conocemos la opinión de la Iglesia y yo soy hijo de la Iglesia, pero no es necesario estar hablando de estas cosas sin cesar”.
Muchos "periodistas" y "vaticanistas" (Si, los que decían predecir el Papa que iba a salir en el cónclave etc etc) que el Papa estaba atacando a los "obispos" para que dejasen a un lado el tema del aborto y del matrimonio homosexual; "afirmando" que el Papa decía que estos temas no eran tan malos y que se podía hacer la vista gorda. Obviamente esta tergiversación quería que los españoles viesemos a nuestra Iglesia nacional como un reducto de carcas mientras que en el mundo ya el aborto y el matrimonio homosexual empezaban a estar siendo bien vistos y apoyados por la Iglesia de Roma. Todo este follón se empieza a arreglar cuando seguimos leyendo y nos encontramos con esto:
La propuesta evangélica [de la Iglesia] debe ser más sencilla, más profunda e irradiante. Solo de esa propuesta surgen luego las consecuencias morales".
Ahora podemos ver que el Papa nos quiere decir que no rechacemos a nadie por haber abortado o por ser homosexual, que lo acojamos con amor en la Iglesia, y que a raíz de esa evangelización del amor la persona se de cuenta del error de abortar o de que vea que quizá el matrimonio homosexual no es lo correcto. Pero que todo esto venga por la senda del descubrimiento de Dios, no por la del castigo por hacer las cosas mal. Así mismo el propio Papa dice que todos sabemos la posición de la Iglesia en estos temas y que no va a cambiar, como también dice que claro que se puede hablar primeramente del aborto o del matrimonio homosexual si hay un contexto (la aprobación del matrimonio gay en Francia o en España o los 118.000 niños abortados cada año en nuestro país), pero que este contexto no se aplique a las relaciones de persona a persona, donde más que las acciones debe sobresalir el perdón y la misericordia.
El Papa también habló de los homosexuales repitiendo lo que dijo en su viaje a Río: “Durante el vuelo en que regresaba de Río de Janeiro dije que si una persona homosexual tiene buena voluntad y busca a Dios, yo no soy quién para juzgarla. Al decir esto he dicho lo que dice el Catecismo. La religión tiene derecho de expresar sus propias opiniones al servicio de las personas, pero Dios en la creación nos ha hecho libres: no es posible una injerencia espiritual en la vida personal. Una vez una persona, para provocarme, me preguntó si yo aprobaba la homosexualidad. Yo entonces le respondí con otra pregunta: ‘Dime, Dios, cuando mira a una persona homosexual, ¿aprueba su existencia con afecto o la rechaza y la condena?’. Hay que tener siempre en cuenta a la persona. Y aquí entramos en el misterio del ser humano. En esta vida Dios acompaña a las personas y es nuestro deber acompañarlas a partir de su condición. Hay que acompañar con misericordia. Cuando sucede así, el Espíritu Santo inspira al sacerdote la palabra oportuna”.
Siempre repitiendo que lo primero de todo es el perdón y la misericordia.
También habló sobre las mujeres de las que dijo que la Iglesia sin ellas no podía existir y hablando sobre su importancia y la importancia que deberían tomar incluso en la toma de decisiones, algo ajeno al debate que los medios quieren hacer florecer sobre el sacerdocio femenino, al que nunca se refiere el Papa, que siempre dice, si bien con su buen hacer característico, lo que dice el Catecismo de la Iglesia.
Para terminar de hablar sobre la entrevista del Papa y acallar voces tergiversadoras creo que hay que hacer mención a este párrafo, donde por un lado se ataca la falta de misericordia, amor y perdón que pide combatir el Papa pero que, por otro lado, también ataca al relativismo y a él "no pasa nada, haz lo que quieras" que muchas personas quieren poner en boca del Papa.
“La Iglesia a veces se ha dejado envolver en pequeñas cosas, en pequeños preceptos. Cuando lo más importante es el anuncio primero: ‘¡Jesucristo te ha salvado!’. Y los ministros de la Iglesia deben ser, ante todo, ministros de misericordia. Por ejemplo, el confesor corre siempre peligro de ser o demasiado rigorista o demasiado laxo. Ninguno de los dos es misericordioso, porque ninguno de los dos se hace de verdad cargo de la persona. El rigorista se lava las manos y lo remite a lo que está mandado. El laxo se lava las manos diciendo simplemente ‘esto no es pecado’ o algo semejante. A las personas hay que acompañarlas, las heridas necesitan curación".
La entrevista completa, aquí
Con relación a la actuación de Bergoglio bajo la dictadura de Videla es interesante este post en la página de los jesuitas de Chile:
ResponderEliminarhttp://www.pastoralsj.org/index.php?option=com_flexicontent&view=items&cid=31:ante-la-renuncia-de-benedicto-xvi&id=841:bergoglio-derecho-a-la-conversion&Itemid=48