En los
últimos días los acontecimientos en Ucrania, un país de la ex URSS en el este
europeo, se están precipitando. Tras unos 86 muertos en los últimos días el
presidente ucraniano Viktor Yanukóvich ha huido de Kiev y todo indica que se
refugia en el este, en Jarkov, bastión de su partido, el partido de las
regiones, y zona de habla rusa. Pero muchos, sobre todo fuera de Ucrania, se
preguntan aún que es lo que pasa en este país ahora tan dividido.
Ucrania es un país partido en
dos. Si miramos un mapa electoral vemos que el este vota al partido del
gobierno, mientras que el oeste vota al partido de la oposición. La parte este
del país es donde se encuentran ciudades como Jarkov o Sebastopol (El antiguo
principal puerto militar soviético del mar Negro).
Es en esta zona del país
donde hay un mayor apoyo a la reintegración con Rusia, dado que las políticas
zaristas y comunistas de rusificación, además de la colonización con rusos de
otros lugares hicieron que en esta zona apenas se hable ucraniano y que la
cultura ucraniana se considere como una reliquia.
En 2010
Yanukóvich (el candidato prorruso del partido de las regiones) ganó las
elecciones presidenciales en Ucrania por un estrecho margen de votos dejando un
país dividido en dos geográfica y políticamente. La líder opositora, Yulia
Timoshenko, no aceptó en un principio la derrota hasta que una moción de
censura la destituyó. Entonces el nuevo presidente ucraniano se dedicó a acosar
a los dirigente opositores con lo que muchos, incluida Timoshenko, fueron
encarcelados. Algunos otros incluso (si bien menos importantes) se hallaron muertos en extrañas
circunstancias. Esto hizo aumentar la polarización de Ucrania.
Yanukóvich
ya había sido presidente en Ucrania. Fue elegido en 2004, aunque su candidatura fue
impugnada y ganada por la oposición. En 2006 Yanukóvich
volvería a la presidencia enmendando la constitución de 2004 para dar más
poderes a su persona. Al año siguiente, a pesar de que la oposición volvió al
poder esas enmiendas no se cambiaron.
Después
de 2010 las comunicaciones que había mantenido la UE con Ucrania se esfumaron,
con lo que este país se acercó de nuevo a Rusia. En el Kremlin Putin se sentía
fuerte. El presidente ruso añora la antigua unión soviética y aprovechando los
restos de la URSS quiere reconstruirla. Las últimas políticas rusas contra la
homosexualidad no son como muchos piensan una “cruzada moral”, sino que son una
estrategia política en la que Putin controla el Patriarcado moscovita en su
beneficio, ya que la ortodoxia rusa está en pleno auge en ese país en estos
momentos y gran parte de la población del país está a favor. Un paso más de
estos movimientos hacia la reconstrucción de la potencia rusa pasa por la unión
aduanera y la conversión de Ucrania en un satélite ruso por el que Rusia
disponga de nuevo de sus antiguas bases soviéticas además de 47 millones de
eslavos nuevos para combatir la pérdida demográfica del país a favor de los
musulmanes del Caúcaso y de Tartaristán, que cada vez son más en proporción al
total ruso. Mientras para evitar un nuevo poder ruso los EEUU critican continuamente
al gobierno de Yanukóvich dando apoyo a los líderes opositores encarcelados.
La
ruptura del tratado de libre comercio con la UE en favor de la Unión aduanera
fue la gota que colmó el vaso para los opositores, que se manifestaron en
muchas ciudades, siendo su símbolo la manifestación en la capital, en la plaza
Maidán, rebautizada como Euromaidán. Estas manifestaciones desembocaron en una
tensión armada con enfrentamientos entre militares y antidisturbios y los
manifestantes, que se multiplicaban cada día. Muchas personas de todo tipo, no
solo de ultraderecha, como incluso los analistas de Público indican, se
manifiestan. Cientos de miles en todo el país.
Estos
manifestantes están en contra del gobierno, que representa a Rusia y a su nuevo
imperialismo y que les resucita los fantasmas del comunismo (por eso en muchas
ciudades del occidente ucraniano las estatuas de Lenin están siendo derribadas
y los locales del partido comunista asaltados). La Unión europea representa
para ellos esa libertad fuera del comunismo/zarismo y de su sucesor. Hay un
gran miedo en la población de lengua y cultura ucraniana contra el nuevo poder
ruso que quiere hacerse con su país, algo que también se traduce en la
religión, donde los ortodoxos del patriarcado de Kiev, opuesto al de Moscú y
mucho más abierto al diálogo con los otros patriarcados y con la Iglesia
católica, además de no estar controlado por el gobierno, apoyan a los
opositores.
Esta es
una guerra entre dos tradiciones enfrentadas que puede tener consecuencias
nefastas para el país que está partido en dos. En las últimas horas empiezan a
pulular los fantasmas de la secesión del este o de al menos Crimea, que ya ha
dicho que no va a aceptar nada que salga del diálogo con la oposición.
Las
próximas horas pueden ser cruciales. Espero que les haya servido este artículo
y si me hedejado algo en el tintero intentaré responderlo.